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Contribuisci feedbackWe were a day by chance, there were a lot of people, we had no reservation but we had room, the place we loved, was like going to the dining room of my güela. village house, with such wooden beams, so giant gadgets and so cravings through the walls, are charming, and the spectacular food, some beautiful rations we asked for a cook that served him with the wise potato. my husband asked to open the appetite a solera white, which says, it is worth going there only for that and of dessert mountain cream ummmmm total all did not reach 30 euros we will return fixed!
Fuimos a este restaurante por casualidad un día, estaba lleno de gente, no teníamos reserva pero conseguimos encontrar sitio. Nos encantó el lugar, era como entrar en el comedor de la casa de mi abuela... una gran casa de pueblo, con sus vigas de madera, sus enormes armarios y cachivaches por las paredes. Los dueños son encantadores, y la comida espectacular, las raciones eran abundantes. Pedimos un cocido que sirven con los ingredientes aparte (todo de matanza casera), ¡delicioso! También unos callos con patatas caseras que sabían a auténtica patata y la salsa de los callos era para chuparse los dedos. Para la pequeña pedimos unas croquetas que también venían con patatas, las compartimos los tres porque estaban deliciosas, desde que las hacía mi abuela no probábamos unas croquetas tan ricas... Mi marido pidió un vino blanco de solera para abrir el apetito, según él, merece la pena ir solo por eso. Y de postre, una crema montañesa, ummmm. En total no llegamos ni a los 30 euros, ¡volveremos seguro!