Nube Siete - Tlalnepantla

Un lugar para conocer, el menú con toda la variedad de preparación de huevos, ofrecieron varios tipos de te y elegí de hierbabuena, me llevaron de manzanilla y se disculparon por no tener el que elegí. No se me hizo correcto que se tomarán el atrevimiento de llevarme el que ellos querían. Salvo el desayuno unos chilaquiles al pibil . Vayan a conocer, el piso es de cristal con un fondo de piedra volcánica.

Excelente servicio la comida del Buffet deliciosa es un lugar increíble con el piso de cristal. Ideal para acudir con la familia después del concierto en la sala nezahualcoyotl.

El lugar agradable, la comida buffet sin mayor chiste, los meseros amables, pero sin orden... sin embargo, lo horrendo está en los baños. No entiendo por qué si se tuvo tanto cuidado en diseñar los interiores del restaurante para lucir encantador, tuvieron tan mal gusto al hacer los baños de las damas. Supongo que el responsable de diseñarlos y hacerlos, ha de pensar que las mujeres no tenemos pudor y nos encanta que nos vean a través de los vidrios cuando utilizamos el retrete. No conforme con ello, el pervertido sentido voyerista de quien tuvo la genial idea de colocar vidrio en las cabinas de los escusados, no deja nada a la imaginación poniéndolo traslúcido. Por eso damas, les sugiero lleven chalina o de perdida algún pareo, para que puedan cubrir las puertas, si pretenden utilizar los sanitarios, cuyo diseño resulta de tan mal gusto y falto de respeto.

Resulta distinto, su arquitectura hace la diferencia; el desayuno con ambiente apacible y la comida con más bullicio pues asisten familias; el buffet es equitativo entre lo que ofrecen y sus costo, algunos platillos mejores que otros.

Aproveché una visita al museo para comer en este restaurante, que tiene una hermosa vista al paisaje volcánico. La carta se veía tentadora, con numerosas opciones, a precios altos pero aparentemente razonables por la descripción de los platos. Pedí un salmón al chipotle que venía acompañado de arroz. El salmón estaba tremendamente seco por exceso de cocción, casi quemado. La salsa de chipotle aportaba apenas una cucharadita o dos de cremor. El arroz estaba batido, parecía puré. El jitomate picado estaba muy ácido, no pude comérmelo. La jarra de clericot, carísima, sabía a jarabe. En suma, pese a que el lugar es muy bonito y el servicio amable (sin ser excepcional en cuanto a rapidez o precisión), no volveré. Vale la pena disfrutar de otras opciones cercanas al Centro cultural universitario, que no faltan.