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Contribuisci feedbackLlevamos horas de carretera, queríamos tomar algo ... dos refrescos (botellas de 25cl) dos trozos de corteza(Torrezno) un chorizo y pincho de tortilla .... 9,90€ ¡¡ROBO TOTAL¡¡
Terminamos comiendo en este restaurante porque no habíamos reservado en ningún sitio y estaba todo lleno. Éramos 11 y nos dicen tenemos que comer en mesas separadas, que les descolocamos el comedor. Después de hablar con ellos y decir que era una tontería finalmente nos juntarnos las mesas. Después empieza el desfile de platos sin ton ni son. Nos traen el segundo antes de terminar el primero y el postre estando con el segundo. La comida muy de batalla. Los huevos sin yema, las judías sin chicha y las patatas más negras que el carbón. Además el lugar tiene aspecto sucio y desaliñado. Para no volver
Como digo en el título, para cerrarlo, fuimos un sábado de ruta con las motos y en la gasolinera de al lado nos lo recomendaron, por desgracia entramos. El lugar algo cutre pero normal, hasta que nos atendió una señora con las manos y uñas negras, primero quise pensar que estaba asando castañas, pero no, se pasó todo el servicio con las manos llenas de mierda y viendo la televisión. De primero pedí unas lentejas, algo liquidas, de segundo pollo guisado que lo dejé entero, ya que eran sobras quizás buenas para un perro, cuellos, asaduras y restos varios sin identificar. Ya con todo el ascazo recibimos el postre, yo pedí flan sin intención de comerlo, hice bien, un compañero lo probó y lo dejó. En fin, la culpa fue nuestra por no irnos en cuanto vimos esas manos, hacía años que no pasaba tanto asco en un local, y he comido en chiringuitos callejeros en Asía y centro America que tenían lo suyo, por eso me ha impactado tanto encontrar este lugar en España.
Restaurante en las afueras del pueblo, junto a gasolinera del mismo nombre, fuimos a parar allí, después de comprobar que no había sitio en ningún restaurante del pueblo. Era sábado y menos mal que nos dieron mesa, a pesar de que el comedor se encontraba con mesas reservadas. Comida totalmente casera y buen trato por parte de la dueña.
Nos paramos a tomar algo durante el viaje y se me quitaron todas las ganas de hacerlo. Ver el pobre animal salvaje en una jaula minúscula dónde no puede moverse me cerró el estómago. Me parece muy bien que se llame La perdiz, pero NO HACE FALTA TENER PERDICES ENJAULADAS. En serio, creen que así atraerán más clientes o algo? Desde luego no a mí ni a la gente concienciada con dos dedos en la frente.