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Contribuisci feedbackEl Molín de Mingo ya no se puede considerar como un sitio escondido. Es un lugar de peregrinaje en la zona. Un restaurante de comida tradicional, actualizada, con un producto de primera, y preparaciones cuidadas. Es un sitio espectacular para repetir y repetir. Especial mención para el arroz con pitu (pollos de corral que puedes ver corriendo por los alrededores del restaurante), bollos preñaos espectaculares, y tortos de maíz con picadillo, jamón... Una visita obligada, que te hace olvidar el complicado camino de acceso, en el que piensas que te has perdido
El sitio es increíblemente bonito y la comida excelente , lo único es la dificultad que tuvimos en llegar , por eso recomendamos poner el GPS desde Ribadesella y no desde Cangas de Onis ya que si no te puedes perder por unas carreteras muy estrechas . A pesar del lío para llegar mereció la pena por lo encantador del sitio y la calidad de la comida y servicio .
El Domingo pasado estuvimos comiendo en este sitio, francamente agradable, aunque no extremadamente barato, 50euros la pareja por crema de queso gamoneo, tortos variados, pote, fabada, arroz caldoso negro, frisuelos con chocolate. Para llegar no es fácil. Por la N-634 entre Arriondas y Ribadesella, coger en Margolles la desviación a Peruyes, y sin dejar nunca el camino pasar Peruyes, Canaliegas y, a 4 km, alcanzamos la casería de El Molín de Mingo.
Llegar no es fácil, pero sólo el contraste de un restaurante haute cuisine en un rincón perdido entre montañas asturianas merece la pena. Una sencilla ensalada de pimientos, bonito del norte y cebolla caramelizada, fue una explosión para los sentidos. Probamos la fabada (exquisita) y las croquetas de campango (la carne de la fabada). Ya no quiero volver a comer croquetas. También el plato típico con tortos de maíz y picadillo. Todo excelente. Para la siguiente, el pitu de Caleya, o el jabalí. Servicio de libro. Estuvimos por la noche, sin apenas comensales, pero por el día es necesaria reserva. Pagamos 64 eur, dos personas, con vino sin postre.
Perdido en la montaña en Peruyes (Cangas de Onís puedes encontrar un restaurante en el que normalmente no cabe ni un alfiler y esto para la gente que aprecia la gastronomía tradicional suele ser una buena noticia. Para llegar a El Molin de Mingo tienes que desviarte en la N-634 (carretera entre Arriondas y Llovio y coger más tarde el cruce hacia Peruyes, de ahí al restaurante son unos 5 kilómetros por una carretera estrecha, mala y retorcida. En algún tramo te dará la impresión de estar recorriendo el camino a lanzar el anillo al volcán , no es así, al final entras en un lugar de esos de los cuentos. Para nada parecido a Mordor, todo lo contrario. Un restaurante puesto al detalle. Con mesas en la terraza para tomar algo mientras esperas o incluso para comer en los meses de verano. Diferentes zonas, un salón principal, dos galerías, y cuando tienen muchas reservas también sirven comidas en el hórreo que hay al lado de la casa , y esto último suele ser casi siempre. En los alrededores además dispone de un pequeño parque infantil con un columpio y un tobogán. Cerca del hórreo y cruzando un pequeño puente tienen un corral con pites y conejos, una atracción para la gente de ciudad. Fuimos 4 adultos y 2 niñas, para comer pedimos una minidegustación de fabada (4€ , tres de pitu con arroz (18€/ración y 2 de cabrito guisado (18€/ración , con un vino de Cuenca, Finca de La Estacada (12.50€ , que nos recomendaban en la carta. De aperitivo te sirven una crema de queso de Gamoneu con aceite de oliva para untar en un pan de harina de maíz con pipas. Exquisito, te hace más amena la espera del primer plato, sobre todo si pides arroz. No porque case especialmente con el arroz sino porque el arroz normalmente se hace esperar. La fabada buena pero sin más que apuntar, nos hemos enfrentado a fabadas mejores en muchos otros sitios. Mejor la presentación que la fabada en sí. Suponemos que para un comensal de fuera de Asturias estará espectacular. Siendo asturianos decir que estaba correcta. El pitu con arroz para llorar, incluso escribiendo esta entrada todavía se nos cae alguna lágrima al recordarlo. La ración muy abundante, con buenos trozos de pitu y un arroz en su punto, tan jugoso que aun repitiendo después de pasado un tiempo seguía como el primer bocado. Comentar que al contrario que otros arroces con pitu que te puedes encontrar, desde que Nacho Manzano los puso de moda, en esta ocasión los trozos de pitu no están desmenuzados. Personalmente creemos que es mucho mejor esta elaboración. Si te enfrentas a un pitu de caleya nos gusta que se pueda ver en su esplendor y no únicamente tener que adivinarlo. La ración de cabritu también muy abundante, con muchas patatas y pimientos asados. El principal motivo que nos movió a pedir el cabrito quizás fuese que es más económico en su carta que en otros sitios que hemos visitado. No os dejéis engañar por los precios de las raciones, evidentemente no son para una sola persona. En cuanto a la calidad del cabritu, un diez. Perfectamente presentado como lo haría tu abuela. De vino, saliéndonos un poco de lo normal (riojas y riberas , pedimos la sugerencia de la carta, el Finca de la Estacada de Cuenca, un tempranillo con 6 meses de barrica. Aquí les vamos a sacar una tarjeta amarilla. Sí que somos muy amigos de los vinos económicos, pero también sabemos el precio de mercado de este tempranillo. Hubiesen quedado mejor si únicamente se hubiesen quedado con un 100% del precio. Cobrar 12,50€ es más del triple de su precio de distribución y no nos parece apropiado. Luego hay quejas de que no se vende vino, quizás en otro momento abordemos en la página este tema. Con 10€ botella aquí hubiesen quedado bien y no entendemos este encarecimiento. De los postres no podemos comentar nada ya que no pudimos llegar a ellos. Ya habíamos tenido que desabrochar dos puntos los cinturones y no nos llegaba la sangre al cerebro. La sorpresa fue que al ir a pagar la encargada nos dijo que solo nos había servido dos raciones de arroz, porque le pareció que habíamos pedido mucha comida. Todo un acierto, porque si nos hubiese puesto las tres de arroz, casi no hubiésemos podido probar el cabritu y no hubiésemos necesitado coche para bajar. Seguramente habríamos bajado rodando montaña abajo. Un último apunte, IMPRESCINDIBLE reservar con antelación los fines de semana, IMPRESCINDIBLE. [hidden link]