La Destileria - Polanco

La experiencia en el restaurante nos dejó un poco decepcionados. Pedí un clericot no muy dulce y nos sirvieron algo extremadamente dulce. El postre parecía hecho por niños en un jardín de infantes. Ni la música ni la televisión iban acorde al concepto que el restaurante pretendía transmitir.

La comida era terrible. La burrata estaba pasada y olía a cloro. De hecho, nos enfermamos. El prosciutto era horrible. El servicio fue pésimo. Mancharon nuestra ropa con grasa y dejaron caer parmesano en un bolso. Además, permitir que los clientes traigan sus mascotas resultó en un ruido ensordecedor de perros peleando.

Un restaurante con una decoración y ambiente muy discreto, la comida fue regular ya que la ensalada de la casa parecía una bolsa de lechuga que venden en Costco con tomate y poco más, el atún sellado estaba demasiado seco, no pude terminarlo porque se hacía una bola en la boca y el salmón con una salsa que estropeaba el sabor (mucho mejor a la plancha con verduras y arroz salvaje... y no se complican la vida). Lo único bueno fue el postre de chocolate fundido. No recomiendo el lugar, sobre todo porque no hubo nada especial que recordar de este lugar y además la cena salió por más de $2,000. Hay italianos de franquicia mucho más baratos y con mejor sazón que este restaurante.

Un restaurante con una decoración muy discreta y atmósfera, la comida era regular porque la ensalada de la casa parecía la bolsa de lechuga que te vende en la costilla con tomate y poco más, el atún sellado era sequisimo, no podía terminarlo porque se convirtió en una bola en la boca y salmón con una salsa que malcriaba el gusto (mucho mejor al plato con verduras y un arroz silvestre. No recomiendo el lugar sobre todo porque no había nada especial o que recuerdes de este lugar y también el salio de la cena por más de $ 2,000. Hay italianos de franquicia mucho más barato y con mejor razón que este restaurante.

Nos decepcionó un poco. Ordené no muy dulce clericot y nos dieron algo muy dulce. el postre fue como hecho por los niños en un jardín de infantes. Ni la música ni la televisión van con el concepto que pretende el restaurante.