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Recensioni
Contribuisci feedbackRestaurante muy acogedor con su chimenea. Los dueños encantadores. Comida exquisita. Un rodaballo salvaje cocinado buenísimo. Unos calamares con cebolla de primero muy ricos.
Maravilloso sitio, fantástica gente y espectacular comida . Recomendado cien por cien, lo recomendaría para toda la gente que esté por la zona
En este restaurante no existe una carta con los precios que se puedan consultar: el dueño te va diciendo los platos que tiene, te los describe y aunque le preguntes por el precio te dice que no te preocupes, que no va a salir caro. Y aunque te diga algún precio luego te cobra lo que quiere. Fue un error por nuestra parte en confiar en la palabra de este señor porque nos cobró muy caro. No volveremos. Por eso no lo recomendamos.
El mejor sitio que nadie se pueda imaginar. Lugar, entorno, comida, bebida, Ivan, Ester, Paco (si le pillar)... Viviría ahí siempre.
Hola gente! He venido con mi mujer a pasar una noche al Balneario de Mondariz y, para los que de un modo u otro hemos disfrutado mucho del desaparecido “El Gallinero” era casi una visita obligatoria venir a Ladelrio a ver qué tal están Iván y Esther y, en especial, “probar” qué tal les va en esta nueva aventura. Ya para empezar, teníamos la mesa tempranito e Iván salió a recibirnos a la puerta. Nos acompañó a la mesa en el interior de una espectacular cabaña forestal a pie de río Tea dónde estaba prendida una Lareira que nos dio un agradable calor natural durante toda la velada. Llega la hora de pedir, directamente no hay carta. Cómo el propio Iván nos indica, “vosotros aquí venís a comer, para pensar ya estoy yo” y nos empieza a sugerir un menú bien organizado en tres partes bien diferenciadas: Una tacita “de cuchara” para arrancar, después unos entrantes y por último los platos principales. En las tacitas, no hubo acuerdo así que mi mujer se decantó por las alubias con chorizo que estaban espectaculares y yo elegí “la sopita que sabe a sopa”. Continuamos eligiendo de entrantes unos chipirones rebozados con cebolla y un carpaccio de bacalao con tostas y, por último, cómo plato principal unos nuggets de rape con Ali-Oli espectaculares. El vino, al igual que casi todo, elegido por Iván, una botellita de Los Enebros, muy correcta, inexplicablemente no conocía el vino pero ha quedado apuntado en mi lista de recomendables, y el postre nos cayó literalmente encima de la mesa, al igual que dos chupitos de crema de orujo. A mayores pedimos un gin tonic. Yo no os quiero engañar pero estaba todo increíble. Dos tacitas, 3 platos, 1 botella de vino, 1 postre, 2 chupitos y 1 gin tonic: 73€. Me pareció un sitio espectacular, pasamos una velada muy distinta a las habituales, disfrutamos de una agradable charla con Iván y Esther con un inmejorable trato cercano que jamás habría sido posible en un ”El Gallinero” en hora punta y conocimos a Papá, que no es una persona normal… jejeje… es un Bullmastiff que de entrada te impresiona su tamaño pero enseguida te gana porque esa fachada de fortachón encierra dentro a un perro súper amigable de los que se hace querer. Nos hemos ido súper encantados y hemos tomado buena nota de sus recomendaciones, cómo puede ser cenar un día fuera al lado de una estufa a pie de río, abrigados pero bien, disfrutando de la naturaleza ó pegarnos un homenaje de un buen cocido, el cuál presumen que hacen muy rico pero eso habrá que probarlo/demostrarlo. Muy recomendable!