La Paloma - Villanueva de Tapia

Un lugar maravilloso para desconectar y disfrutar de su piscina, las habitaciones muy completas con magníficos equipos de climatización, camas muy cómodas y varias almohadas. La zona de piscina muy tranquila y amplía rodeado de árboles y naturaleza. Y su restaurante maravilloso con una estupenda relación calidad precio, la comida estaba buenísima, los viernes noche además añaden una carta de comida marroquí que es una maravilla, pero lo mejor de todo sin duda el trato de los chicos que llevan este hotel rural y su restaurante, muy cercanos y amables. La ubicación también muy buena, porque está lo suficientemente apartado para desconectar pero cerquita en coche de pueblos turísticos como Antequera o Archidona. Repetiremos seguro

Genial! muy agradables. Muy limpio y organizado todo. Perfecto. Muy recomendable solo una mínima recomendación: el café del desayuno!! por favor de máquina

Atención: excelente por parte de los dueños. Son súper amables. Desayuno: lo recomiendo porque es variado (tartas, pan para tostar, jamón, tomate, mermelada, café... . Habitación: amplia con armario, tele, baño con ducha, mesillas y mesa-escritorio. Las ventanas son de doble acristalamiento y no se oye nada. Entorno: muy cuidadas las zonas verdes y la piscina muy limpia. Resumen: paz, tranquilidad y buen ambiente.

Sólo fuimos a comer al restaurante, se come genial, pero es bastante CARO. Es un sitio muy íntimo. La ubicación normal... en mitad de una carretera, con a veces controles de policía antes o después

Todo un descubrimiento este lugar. El hotel está situado casi a pie de una carretera con poco tránsito, siendo un emplazamiento no demasiado alejado pero lo suficiente como para pasar una estancia tranquila. Es sitio muy acogedor y con detalles cuidados que hacen sentir una muy agradable experiencia de descanso y relajación. El restaurante es soberbio en carta y servicio, decoración tipo rústica sencilla pero muy bonita y muy limpio. La camarera del restaurante toda una profesional, muy amable y cercana, y la comida una maravilla: una cena para alimentarnos se convirtió en una velada inolvidable.